Esta es mi primer tarea del día. =) Espero poder haber usado las distintas conjugaciones que eran requisito para esta tarea, y sino... pues... por lo menos espero le guste al profesor =D.

Mi Lord...
Esta es mi primer tarea del día. =) Espero poder haber usado las distintas conjugaciones que eran requisito para esta tarea, y sino... pues... por lo menos espero le guste al profesor =D.
Y entonces... Platón me hizo recordarte.
La melancolía me ha invadido un instante... hay tantas cosas que dejamos morir, hay tantas otras que jamás diremos...
Posdata... te amé, pero si algún me preguntan si todavía te quiero, diré que ya no lo recuerdo =). Pronto pondré experimentar esa amena distancia de ti, que tanto deseo.
Selcuk...
1:58 a.m.
Devórame entre tus garras.
De historias a historias.
y... drama
No intentes conocerme si no te atreves a enfrentarte lo suficiente a las palabras que muchos suelen considerar crueles porque es así como me encontrarás a mí.
No intentes convencerme que tu verdad es suficiente, porque poseo los argumentos para demostrarte que vales menos que todo lo que forma tu egocentrismo carente y tu existencia deficiente, no intentes dar un paso en dirección a mí, porque puedo destruirte con solo una gota del veneno que posees, porque a pesar de creerte la alimaña más letal, una gota de mi veneno de serpiente es suficiente para atentar contra toda existencia que no hace más estorbar.
Tragedia y...
El respeto y el cariño se obtienen a través de una dura batalla que puedo durar días... años... siglos... pero basta unos segundos para que la más insignificante de tus pendejadas aniquile por completo la gota de paciencia que me separa de gritarte hasta el punto de dejarte sin oír nuevamente, todo lo que realmente pienso de ti. Así que reflexiona en el hecho de que el único lazo verdaderamente importante para mí es el que se entreteje constantemente y el día que acabes con mi paciencia... yo acabaré con tu existencia.
Fin...
Aquella sonrisa que amo... pero que tanto detesto.
Para...
Érase una vez, una historia que no fue
El fin...
Los chicos egocéntricos no van al cielo
Advertencia
Sabino
Nube roja.
Porque yo también digo: "Nunca más".
Ella...
Retrato de mi pasión
Dulce fricción que atrae dolor y se lleva placer
Apagado fuego que se extiende
Bestia, maldita bestia
Impregna en mi piel tu repulsivo aliento,
Transgrédeme como sólo tú sabes hacerlo,
Abusa tanto como han violado a esta alma,
Este inútil e imperfecto despojo de cuerpo.
Ahoga entre tus sucias manos mi martirio,
Sucias manos callosas que tejen mi delirio,
Inunda mi ser desnudo en pudor vacío,
Súmeme en tu laberinto lleno de frío.
Sacia tu furia ajena en el deseo cobarde,
Sacia tu repugnante e insaciable hambre,
besas mis suaves piernas cual vil amante,
bestia, maldita bestia, fiel asesino de castidades.
En clases
En la ignota oscuridad

(Ensayo de En la cripta de H.P. Lovecraft)
El hombre que teme irremediablemente. El hombre que se esconde como un niño en un rincón oscuro, tapándose los ojos, envuelto en la penumbra de la que ha huido en esas pesadillas que le atemorizan.
El verdadero terror que atrapa al hombre no radica en absoluto en lo que éste conoce, sino en aquello que se encuentra a los lejos; entre esa niebla que el suspenso y el miedo a lo desconocido le han provisto.
El hombre no huye de lo conoce, ya que en la memoria tiene presente cada ángulo, cada vértice de las figuras con las que convive. En cambio, esa cara descolorida, ese rostro en las sombras, ese extraño nombre y los sonidos que abundan en el supuesto silencio, y nos hacen sentir incapaces de atraparlos, viéndonos a nosotros mismos desprovistos de consuelo, con el rostro cubierto de falaz miedo. Esas son indudablemente las razones de por qué temer.
El género de horror y los grandes maestros de éste, conocen nuestras debilidades, y se aprovechan además de ellas, de esa curiosidad infantil, que nos mantiene presos, víctimas de los calabozos de una retorcida imaginación, pues ahora no sólo tememos a lo desconocido, sino a lo desconocido que estamos por conocer.
En la cripta, H.P. Lovecraft nos envuelve entre letras escalofriantes, nos presenta a fantasmas tras las paredes que nos cuentan secretos a voces, incita a los demonios que guardamos dentro a salir y clamar rencorosos, su espacio en este plano que creemos dominar.
Lovecraft, como todo un maestro del terror y el suspenso, nos atrapa en su sobrenatural forma de escribir, nos invita a navegar con los ojos bien abiertos y los sentidos totalmente despiertos en esas 210 páginas que integran este fabuloso libro de historias taciturnas, sombrías, fantasmales y extraordinarias.
En el primer cuento, homónimo al título de este taumatúrgico libro, Lovecraft nos ilustra como el deseo de venganza puede sobrepasar las barreras más extraordinarias, incluso las de la muerte. La muerte se vuelve un juguete ante los deseos de ese hombre ambicioso que anhela a toda costa, reclamar hasta la última ofensa de que ha sido víctima.
El libro consta de nueve relatos fantásticos, sumiéndonos en el deseo de venganza que atraviesa fronteras; en la soledad y la ausencia que se transforman en el delirio que llevan a más de uno de nuestros protagonistas a cometer los actos más terriblemente horrendos que podríamos imaginar.
En la cripta, Las ratas en pared, El color surgido del espacio, La música de Erich Zann, El grabado en la casa, La llamada de Cthulhu, Aire frío, El ser en el umbral y El Terrible Anciano, vamos descubriendo uno a uno los distintos rostros que se esconden detrás del genio perverso de Lovecraft.
Lovecraft nos presenta como a un espejo a ese hombre que tirita más de miedo que de frío, como un niño; a ese hombre que clama venganza desde la muerte, por la muerte; al melancólico joven que busca desesperado la Rue d´Auseil, turbado ante la música de aquel seductor y a la vez horrible violín.
Encontramos tras las letras del genio, grabados y a ancianos dementes evocando sus más perversos deseos, mientras las páginas de un libro tan viejo como el mismo tiempo, permanecen abiertas, mostrándonos ese espantoso retrato de carnicería.
Lovecraft nos presenta al final, a modo de cierre, un taciturno y luctuoso retrato de senectud. Nos ilustra a un viejo lobo marino, que gracias al tiempo y el espacio que se cizaña en derrotarnos, nos ofrece como un cristal empañado su ya casi olvidada juventud. Sin embargo no todo es lo que parece, y el destino da volteretas que a veces arrojan terribles e inesperados resultados.
Las letras de Lovecraft nos conducen a laberintos inusitados, a carreteras imprevistas y a finales tan sobrenaturales como aquellas historias que les han dado a la vez, vida y muerte.
Alondra Vázquez
Letras sucias

Envuélveme entre tus letras. Estoy de frente, desnuda ante la portada naranja, atenta, lívidamente atenta a tu música obscena. Preséntame a quien haces llamar tu doble: Henry Chinaski. Conóceme, y déjame entrometerme en cada página como lo he hecho antes. Bukowski, no arrebates de mis manos esta música de cañerías a la que me he arrojado un rato para viciarme de ese perverso deseo que por ti me persigue hace años.
Obsceno, crudo, sucio, amargo, taciturno y desdeñoso. Alcohólico empedernido y amante desconocido; Bukowski me ha vuelto a atrapar con su encanto habitual. Música de cañerías es sin duda una obra perversa y grotesca, donde Bukowski nos invita con cada uno de estos magníficos relatos cortos a conocerlo un poco.
Somos entrometidos por naturaleza, y cuando no hay ninguna novedad en este absurdo mundo que gira a cada momento, nunca está de más indagar y viajar con otros, revolcarnos un rato en el dolor y el placer ajeno y hacerlo nuestro; pero cuidado, a veces un paso mal dado te puede condenar sin retorno, como le sucede a muchos lectores de éste y otros autores. Sin embargo, el peligro de quedar atrapado para siempre entre estas sucias letras hace más exquisita cada aventura.
Una cerveza en el bar de la esquina, y un libro con portada naranja y una chica de espaldas totalmente desnuda, hacen sin duda una gran compañía en esas tardes de ocio y frío. En esas noches heladas a lado de un cigarrillo y la última copa de vino, con el fin de masturbarnos un poco con las letras sensuales y grotescas que quieren jugar en nuestra cabeza, proporcionándonos un lento y luego rápido cambio del ocio al placer.
No hace falta leer consecutivamente, no hace falta seguir una secuencia, puedes continuar con la historia que sigue o simplemente abordar una aún más lejos. Puedes simplemente recordar que exactamente no fue Bernadettte para más tarde besar a Lilly. Presentarte a una dama salvaje, o simplemente ir al funeral de tu padre, sentado en un bar enfrente de la funeraria.
Recorrer las páginas obscenas de Bukoswki es perdernos sin retorno en ese manantial de placeres culposos, de delicados placeres, envueltos en sucias letras que nos atrapan sin retorno.
Más de una vez me he perdido entre las historias de Chinaski, y volver al mundo real se torna algo difícil, sintiendo que la excitación y el deseo poseen a mi mente y mi cuerpo. Sentirme en el punto g de mi delirio, para volver a esa realidad en la que mi único deseo es retornar a esa locura. Es difícil terminar un relato y dejar pendiente el siguiente, pero es todavía peor, una labor titánica, tener que abandonar y dejar a medias un relato que me tiene atrapada por completo y postergar el encuentro con Chinaski y sus retorcidas locuras para otra hora u otro día.
Bukowski sabe utilizar muy bien la lengua para conquistar a una mujer. Sabe atraparte entre esas letras juguetonas de amante, para luego arrojarte suavemente a las manos de la locura. Cuidado, Bukowski puede hacer despertar aquellas pasiones más ocultas y enviciarte un rato, jugar con el placer culposo de tus más oscuros años, y hacerte revolcar por momentos de placer. La única solución que encuentro es dejarte atrapar entre el manto seductor de las letras de Charles, y hacer arte ahí, mientras el regocijo del placer domina por completo tu ser.
Alondra Vázquez
2:25 a.m.
Justamente
A gritos
Sentimientos encontrados
y me extrañaré a mí junto a ti.
Extrañaré tu cuerpo lejano.
Extrañaré tu besos, tan fielmente añorados.
Te extrañaré a ti...
Porque mi piel es la tuya.
Y mis labios son los tuyos.
Y el canto de mi cuerpo
sólo entona su marcha
cuando hace conjunto
con tu cuerpo desnudo.
Maldito deseo, me matas tan lento.
Dedicato a ti.
Odio cuando odio odiarte y te amo
...y sin embargo
Tiempo muerto

El tiempo que transcurre sin misericordia alguna de los pobres infelices que representan escenas de drama y comedia, la vida que pasa tan rápido, la llama que se extingue en un abrir y cerrar de ojos. El fugaz instante en el que la respiración se calma, el corazón se acelera para luego cesar el paso y dar lugar a aquel pálido y frío espectro, que nos espera del otro lado de la calle, disfrazada de mujer, detrás del volante de un auto.
David Olguín nos presenta a la muerte en sus distintas facetas, nos permite recorrer a su lado detrás de las letras de Amarillo Fúnebre, velatorios y funerarias de la ciudad de México. Nos deja conocer los rostros de una familia tan distinta, como todas, que va entretejiendo una fantástica historia a devorar.
David Olguín se esconde bajo el rostro de sus tres protagonistas, Sonámbulo, Serpiente y Taburete, nos presenta el tiempo y la muerte vista desde tres dimensiones. Nos vemos envueltos entre las páginas que acompañan la visión del mundo, de los viejos, de la familia y de la misma muerte.
Amarillo fúnebre nos remonta a esas horas tediosas en las que tenemos que alojarnos en nuestros pensamientos, mientras esperamos ansiosos porque termine el tan trillado velatorio. La muerte que se presenta dolorosa, imprevista, que nos arroja a sus manos frías y nos acaricia suavemente para dar fin a la vida a la que a veces buscamos aferrarnos tan fervientemente.
Despertamos de pronto sobresaltados por las pesadillas que nuestra mente nos ofrece, descubrimos envueltas tras un velo a la muerte, las mentiras y la vida, hábiles, coquetas, juguetonas y distraídas.
Ella está frente a nosotros, se desnuda, nos muestra su cuerpo perfecto, nos deja tocar su piel de serpiente, nos persigue y se nos ofrece. Ella finge que nos pertenece cuando juega a su antojo con nuestra mente. El color sepia palidece, y se vuelve un amarillo fúnebre que saluda en la calle Guerrero a la muerte.
Vamos descubriendo una conspiración real. La muerte nos vigila desde lejos con cada uno de sus distintos rostros femeninos, aunque al principio de los tiempos no hubiese sido hombre o mujer, en este tiempo se le apelara el calificativo femenino. A veces con impermeables amarillos, otras con largos vestidos oscuros.
Vemos de frente a la muerte que nos observa. Ella está ahí, la descubrimos en cada parada, en cada una de esas viejas funerarias, en cada funesta situación en que la tragedia nos hace participe. No desaparece, sus ojos siempre están fijos, como ese retrato colgado sobre la cama de la mujer que pende con esos ojos fijos en la nada, hermosamente muerta.
Un hombre dividido en tres. Historias funerarias que nos susurran al oído lo que esconden las lágrimas hipócritas, la falsa cordialidad, la locura misma que provoca el constante asecho de la muerte al verse descubierta, atrapada, enamorada. Vemos de frente algo que es tan cotidiano, algo tan trilladamente conocido, pero que a la vez nos va a atrapando. Somos parte de la concurrencia de esos velatorios, también estamos ahí, distraídos, distantes, a la expectativa.
Nos perdemos junto a un demente que busca desesperadamente en libros la respuesta que tanto necesita, nos vemos desde un ángulo despreocupado, otro un tanto hipócrita, ausente, distante. Nos sumimos en distintas cabezas que nos ofrecen escenarios distintos y a la vez deleitables.
La temporalidad de la conciencia. Un viaje a través del tiempo, una visión tridimensional, como ese mundo que se piensa en forma de pirámide. Unión de tiempos, tiempo muerto. David Olguín vive en la experiencia diseccionada de tres personajes que hilan una misma historia con vidas tan discordantes, tan distintas y distantes.
Alondra Vázquez
¡Vaya tiempo!

Mundo de cabeza

Lucía

Transcurren los días y no puedo dormir
las horas despegan del suelo hasta aquí
y el tiempo que vuela ya no se quiere ir
no puedo creer que ya estés junto a mí.
Me congela la idea de separarme de ti
mi pequeña princesa, eres parte de mí
jamás amé tanto como el día que te vi,
jamás en mi vida imaginé este sentir.
Hermosa y frágil muñeca de oro y marfil,
bríndame la sonrisa que me lleve a mi fin
Lucía es el bello nombre que escogí para ti,
bienvenida a mi mundo, bella parte de mí.