Loca, sola, loca, perdida, loca, desesperada y loca.Busco la salida al olvido. De nuevo me encuentro atrapada entre las cuatro paredes que cubren y hacen una cavidad infinita a mí mente. Condenada, ciega y muda. Sin más aliento para poder gritar, siquiera lentamente, siquiera al lado de la almohada. Estática ante la miseria que me acongoja, débil y asfixiada ante tanto miedo. Revuelo de mil y un sentimientos. Olvidada en los recuerdos de una caja envuelta en papel celofán de color violeta. La luz tenue que cubría y protegía mis adentro ha borrado por completo su lastima por mí y sin más ni menos va presurosa su paso de mí lado. ¡Loca! -Me señalan con el dedo. -Me apuntan. -Me marcan. -Me tachan. Y lentamente; cuidando cada paso para acechar a su presa; -Me matan. ¡Oh, asoma pie a tu ventana melancólica! Devórame. Abandona a este cuerpo inerte que aún después de meses te ama. ¡Loca! En un grito desesperado por mí alma que ahora te pertenece. Toma la última esencia que aún quedaba y sigue mutilando mi cuerpo ya magullado. Deja que el dolor repose en el estante gris donde se encontraba ya hace tiempo aquella muñeca de trapo. Envuelve mi cuerpo en dulces retazos de amor y al final -solo al final- clávame la daga de la desesperación.